La verdad

            Desde Platón hasta Wittgenstein o Schaff encontramos un esfuerzo ímprobo en la búsqueda de la verdad. Tal es así, que de la filosofía va a surgir  la gnoseología o ciencia del conocimiento, y, posteriormente, la filosofía del lenguaje, que estudia la lengua como archivo de la cultura de los pueblos, e instrumento del desarrollo personal y social.

            Wittgenstein, en su segunda etapa, dice que la lengua es un juego, en el que todo queda reducido a jugar mejor o peor, a ser más o menos diestro en el uso de las reglas que rigen la conducta comunicativa. Aquí podemos encontrar ya el germen de esa sociedad líquida, de la que nos habla Bauman, y comenzar a añorar, con Muñoz Molina, «Todo lo que era sólido». Porque la verdad y los principios sólidos hunden ya sus raíces en el suelo movedizo de los intereses personales y políticos.

La confrontación entre verdad y mentira, verdad y bulo, ha polarizado la vida política, social y mediática de nuestros días. El Gobierno, que se postula en abanderado de la honestidad y de la verdad, frente a los «bulos» de los medios de comunicación, ofrece numerosas versiones de hechos que le afectan negativamente. Y lo más sorprendente, o no,  es que el Presidente nombre jefe de su gabinete a una persona, Diego Rubio, para quien el engaño es la esencia de la política.

            No cabe duda de que, como dice Rubio en «La ética del engaño», todos mentimos, o no decimos la verdad, a diario, en determinadas cosas que nos acarrearían problemas personales, de reputación o psicológicos. Pero la convivencia, la vida social y política debe fundamentarse en la verdad. Para la política, Rubio toma como modelo a Maquiavelo, y afirma que el engaño ha sido un factor esencial de la modernidad. Y la piedra angular de la política actual, podríamos decir.

  Luisgé Martín, redactor de discursos de Sánchez, hasta que lo premió con la dirección del Instituto Cervantes de Los Ángeles, mantiene que si alguien que está en el poder dijera siempre la verdad, duraría nada y menos. Piensa que gran parte de la felicidad tiene su fundamento en falsedades.

            Y el consultor político Aleix Sanmartín, asesor de Sánchez desde las últimas elecciones, cree que es real todo lo que sea percibido por los ciudadanos como real. Por lo que la narrativa de Hitler sobre la superioridad de la raza es «verdad» porque los alemanes la aceptaron.

            Con estos ingredientes se cocina a diario, en el horno de Moncloa, el menú informativo con el que los camareros («minister» significa «sirviente» en latín) del restaurante monclovita tratan de apacentarnos. Cada día tiene su afán. Y su menú.

Machado dice que «se miente más de la cuenta / por falta de fantasía: / también la verdad se inventa». Y más, la mentira. Nos quedamos con otros versos suyos: «Tu verdad no, la Verdad; / y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela», porque es «mentira». ¿Cuándo la buscaremos juntos?

Publicado en IDEAL de Granada el día 6 de noviembre de 2024

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