La historia del ser humano se puede definir como el esfuerzo permanente por la búsqueda de la verdad. Se ha intentado llegar a ella desde el mito, la filosofía, la religión o la ciencia. Aunque siempre escurridiza, hay quienes creen haberla atrapado y la convierten en «dogma» religioso o político. A ellos les reta el escéptico Machado: «¿Tu verdad? No, la Verdad. / Y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela».
George Steiner, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2001, en su libro “¿Tiene futuro la verdad?” analiza cómo la verdad ha sufrido ataques desde los dogmatismos religiosos, cristianos o musulmanes, desde los integrismos políticos, fascismos y comunismo. Cita a Lenin: «No preguntemos si una cosa es verdad o no; preguntad sólo: ¿verdad para quién?». Comenta también cómo el existencialismo romántico de Kierkegaard o de Nietzsche cuestionan la verdad, así como lo hacen Dostoievski o Tolstoi desde otras ópticas, entre las que incluiríamos hoy el subjetivismo de sentirse hombre o mujer.
En la sociedad que Bauman define como “líquida”, las verdades son relámpagos en una noche de tormenta. Su luz se apaga justo al alumbrar.
La manipulación de la información es hoy constante, y los hooligans de las diferentes ideologías se hacinan aplaudiendo a los «suyos» e insultando al contrario.
Me ha sorprendido cómo Steiner reflexiona, en el libro, acerca de la cultura occidental (política, arte, música, filosofía, literatura, ciencia, religión…), buscando la verdad sobre Garibaldi y la unificación de Italia; sobre la Revolución Rusa y sus dirigentes; sobre los fascismos italiano, español y alemán, y sus protagonistas; sobre la presencia del arte clásico en el moderno… Piensa que a través del estudio de las obras y vida de las personas es como se accede al conocimiento verdadero.
Que la verdad se polarice es preocupante. Sólo los dictadores, religiosos y políticos, imponen su verdad y anatematizan a los demás. Actitud que refleja a mentes «cuadradas», «sectarias», «poco ilustradas». Y el rebaño que sigue a estos pastores, o no tiene donde pastar o carece de ilustración. Es muy peligroso. Porque la verdad se sustenta en la ciencia y en la razón, y se alcanza mediante la búsqueda permanente. Y, como dice Steiner, «del Renacimiento a Condorcet, de Condorcet a Stuart Mill, se considera axiomático que la marcha hacia adelante del hombre individual y de la sociedad está inseparablemente ligada a la búsqueda de la verdad y a la aplicación de esta búsqueda a las humanidades, las artes, las ciencias y la tecnología». Y, por supuesto, a la política.
Publicado en IDEAL de Granada el domingo 5 de marzo de 2023