Las decisiones del Presidente del Gobierno se prestan cada día a un sinfín de interpretaciones. No sabemos si, como las grandes obras de arte, ofrecen infinitas lecturas o, como los buenos vinos, provocan sensaciones distintas en cada paladar. La expresión «¿Quo vadis?» parece tener su origen en un libro apócrifo del S. II, titulado «Hechos de Pedro», que versa sobre los «Hechos de los Apóstoles».
Dejando a un lado este marco tan sugerente, pletórico de connotaciones, se ha impuesto una visión unánime en las cesiones que Sánchez viene otorgando a los nacionalistas: «son para mantenerse en el poder». Sin embargo, la Declaración del Consejo Territorial de Granada, de julio de 2013, «Un Pacto Territorial: la España de todos», nos abre otros horizontes: «En la historia de España la democracia y la descentralización política se han necesitado mutuamente, han sido realidades inseparables». Valora positivamente el Estado de las Autonomías, pero cree que necesita una profunda revisión. Pues el «secesionismo» catalán sólo tendrá solución «avanzando hacia el federalismo, con todas sus consecuencias». Por lo que el Partido Socialista «lo va a proponer, lo va a defender y lo va a impulsar con todas sus fuerzas». Para ello da diez motivos por los que hay que reformar la Constitución. El séptimo, «para crear los mecanismos de cooperación institucional que caracterizan a los Estados federales». Y el noveno, para que «no se repita que el Tribunal Constitucional anule parcialmente un Estatuto que ya ha sido votado por los ciudadanos».
Esta breve Declaración, de ocho folios, se ha convertido en el vademécum que Pedro ha puesto en manos de sus asesores para que le escriban no una nueva tesis o un «Manual de resistencia», sino para dar pasos irreversibles hacia el Estado federal. El astuto e indignante secuestro del poder judicial, la anulación del papel del Congreso en la elaboración de las leyes de Educación o Eutanasia, así como de otras muchas, dan testimonio de a dónde camina este señor, o de a dónde nos lleva.
No cabe duda de que la Constitución y el Estado Autonómico tienen disfunciones y hay que subsanarlas. Y es posible que el federalismo sea una alternativa aceptable. Pero no con diecisiete Estados, e impuesto con nocturnidad y alevosía, tras la cortina de humo de la pandemia. Es inaceptable que en el nuevo proyecto de país sólo tengan voz los radicales y se desprecie el docto criterio de mucha gente del derecho, de la cultura y de la política. Parece que Sánchez recibió en sueños este mensaje: «Tu es Petrus et super hanc petram aedificabit novam Hispaniam». Y se puso manos a la obra. Y sus apóstoles («asesores y medios») le escriben y propagan el relato («su evangelio»).
Publicado en IDEAL de Granada el domingo 4 de Julio de 2021