Estamos instalados en la sociedad de la información. Recibimos al instante la noticia de cualquier acontecimiento que se produce sobre la faz de la tierra. Los medios de comunicación y las redes persiguen y difunden vertiginosamente todo lo imaginable. Fenómeno que ha contribuido felizmente a que salgan a la luz gran parte de las perversiones económicas, políticas, sexuales… que estamos viendo allí donde habita la fragilidad humana.
El afán de transparencia ha llegado también a las fuerzas de seguridad del Estado. Continuamente vemos a los portavoces ofrecer información detallada de las operaciones realizadas. Información que satisface el instinto vindicativo, pero que siembra ciertas dudas. En tiempos lejanos compartí vivienda en Madrid con varios amigos, policías secretas. Era la etapa de la Brigada Político Social, infiltrada en la Universidad y en todos los movimientos sociales… No recuerdo que desvelaran nunca datos de su trabajo o actuaciones profesionales. Ni en las comidas, ni en las sobremesas, ni en las partidas de póquer… Por lo que sorprende ver a representantes policiales en los plató de televisión ofreciendo datos de investigaciones o del estado de las mismas.
Tras la detención del asesino confeso de Diana Quer, el Chicle, aparecen los coroneles Sánchez Corbí (UCO) y Francisco Javier Jambrina (de la comandancia de La Coruña) en una rueda de prensa, e interviniendo después en distintos medios, para dar pelos y señales del proceso cronológico de la investigación que llevó a la detención, a la confesión y al descubrimiento del cadáver. En él fueron determinantes el análisis de la actividad de los móviles de Diana y de su asesino, los movimientos del Alfa Romeo, que después utilizó en el intento de secuestro de la joven de Boiro. En las declaraciones nos informan de la técnica utilizada para desmontar la cobertura de su mujer y de su cuñada. Resulta apasionante la narración del trabajo realizado, que viene a calmar nuestro apetito de curiosidad y morbo.
Después de la detención del joven que sustrajo el vehículo del depósito de Pinos Puente, nos dicen que fue determinante la grabación de las cámaras de seguridad del local. En cuanto al presunto asesino de los jóvenes hallados en el pantano de Susqueda, Melchor Sáiz-Pardo escribe en Ideal, entre otros datos, que “las imágenes de dos cámaras de seguridad del entorno del embalse también revelan que ese día transitó por la zona un todoterreno blanco que podría tratarse del Land Rover Defender que conduce habitualmente el detenido”, Jordi Magentí. ¿Es positivo que las operaciones policiales en sus propiedades y en el pantano estén siendo retransmitidas en directo por las televisiones?
Que los periodistas investiguen y aporten datos de las investigaciones policiales nos parece interesante. Si las trasforman en obras de arte, como Pérez Reverte en “La reina del sur”, con una panorámica sobrecogedora del narcotráfico “que nunca cesa” en el Campo de Gibraltar, mucho mejor. Vemos, también, que hay espacios de televisión especializados en estos temas. Pero resulta chocante la revelación de los procesos de investigación hecha por los agentes de seguridad. No cabe duda de que los profesionales del delito, que ya han pasado por la universidad de Monipodio, no necesitan cursos de “postgrado”. Lo constatamos diariamente en La Línea de la Concepción, donde los narcos superan en medios, estrategias y habilidad a la policía. Así como en las bandas de rumanos o búlgaros que arrasan viviendas, comercios y vehículos en sus “barridos” por todo el territorio nacional. Pasamontañas, guantes, neutralizadores de alarmas… ¿Qué les podemos enseñar?
Con todo, el secreto profesional, donde proceda, debe seguir existiendo. No hay que poner al servicio de los delincuentes las técnicas y procedimientos empleados en la investigación y detención de delincuentes. Por la eficacia y la seguridad de todos.
(Publicado en IDEAL de Granada, el lunes 5 de Marzo de 2018)