José Correa Díaz
Educar, etimológicamente, proviene de “ex¬-ducere”, sacar desde. Por lo que “educar” no es otra actividad que ir rescatando a la persona de la prisión de lo biológico, de lo gregario, de lo determinado, a un estadio superior de dominio de sí y de libre integración social. Mientras que “enseñar” tiene su etimología en “in-signare”, marcar, sellar, acuñar en algún material.
Cuando se debatía la sigla ESO, los padres de la “criatura” se encontraron con el dilema de la “E”: ¿Enseñanza o Educación? Y optaron por Educación. Creo que acertadamente, aunque, en la práctica, muchos profesores siguen militando en el partido de los “enseñantes”. Porque educar no es adoctrinar, sino liberar progresivamente al ser humano de la caverna de la ignorancia. El adoctrinamiento se produce por la enseñanza, no por la educación.
Historia, literatura, filosofía, matemáticas, química, educación física, religión, ciencias… pueden ser instrumentos de educación, de liberación, o herramientas de domesticación, en terminología de Paulo Freire. Si estas materias se utilizan para la reflexión y el análisis de la realidad, de la historia, de la ciencia, de la cultura…, y la consecuente toma de decisiones, habrán ejercido su función en la educación. De lo contrario, como dice Feijóo, nos toparemos con “unos sabios, no de entendimiento, sino de memoria, en quienes están estampadas las letras como las inscripciones en los mármoles, que las ostentan y no las perciben”. Y, la mayoría de las veces, ni eso, con la denostada ESO.
De la misma manera, Educación para la Ciudadanía, si reuniera las condiciones, que no las reúne, de tiempo y, a veces, profesorado, podría constituir un instrumento esencial para la educación: toma de conciencia de que somos seres éticos, y las consecuencias que esto conlleva. Con una hora semanal, cuando excursiones, exámenes, fiestas… lo permiten, no se puede desarrollar el temario. Y la asignatura se convierte en una “maría”: no es instrumento de ciencia ni de conciencia. Y, en no pocas ocasiones, la materia sirve para completar el horario de otras especialidades.
¿Que en EpC se puede adoctrinar? Como en cualquier otra materia. ¿Que en EpC hay temas de variada interpretación? Efectivamente. Como en Historia, Literatura, Filosofía… ¿Acaso la filosofía de Platón, de Marx, de Nietzsche, la visión de la Guerra Civil o la temática de Los girasoles ciegos, son impartidas por todos los profesores desde la misma óptica? ¿La Educación Cívica y Constitucional, que anuncia el ministro Wert se va a convertir en una materia no adoctrinadora? ¿Basta con suprimir el tema de la familia o el de la sexualidad humana ? ¿Se ha realizado un estudio de los resultados obtenidos, encuestando a los profesores y directores de los Centros para introducir los cambios necesarios?
La Educación es toda ella “educación cívica” o es “adoctrinamiento”. Es educación crítica, para la maduración de la persona, o es memorización, para domesticar. Pero es necesaria una Asignatura específica que haga reflexionar en todos los Cursos, incluida la Universidad, acerca del ser humano, como ser ético, como ser social, y las implicaciones que todo comportamiento tiene para el sujeto y para la sociedad. Y más en un momento de mutación de valores, y de “desmoralización” de la sociedad. Con contenidos adaptados a la edad e impartidos por personal especializado, y consensuados determinados temas o enfoques con los propios padres. Porque educan los padres que educan. Que no son todos. Y educa, sobre todo, la sociedad. Por lo que, en muchos aspectos, habrá que “deseducar”. Asignatura que no debe entrar en conflicto con determinados valores o creencias propios de las religiones, siempre que no atenten contra los derechos humanos, el derecho a la pluralidad y el sentido común.
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